12 julio 2016

Mein Kampf - Mi lucha. ADOLF HITLER

Durante el llamado Tercer Reich, se distribuyeron en Alemania más de 10 millones de ejemplares de Mi lucha (Mein Kampf), de Adolfo Hitler. Sus postulados fueron la base ideológica del nazismo, que le permitió al Fuhrer conquistar el poder en 1933 y que generó el estallido de la Segunda Guerra Mundial, así como el genocidio del pueblo judío. Conoce sus aspectos generales en esta breve y concisa reseña y crítica.

Mi lucha (Mein Kampf), de Adolfo Hitler, una autobiografía y una proclama

Luego del llamado Golpe de Munich de 1923, en el que los nazis y un grupo de militares trataron infructuosamente de tomar el poder por la fuerza, Adolfo Hitler fue condenado a la cárcel, pena que empezó a cumplir en Landsberg am Lech. Fué allí donde aprovechó para redactar gran parte de Mi lucha, estructurada originalmente en dos textos diferentes que luego se unificaron en un solo tomo.

Últimamente todo lo que rodea a este sujeto me ha llamado la atención, de tal forma que les tengo una saga que subiré pronto de un escritor Español con respecto a la vida y obra de Adolf Hittler y su familia. Casi todo el pensamiento occidental desde la última guerra, ciertamente todo el pensamiento “progresista”, ha asumido tácitamente que los seres humanos no desean otra cosa que el alivio, la seguridad y el evitar el dolor. En tal visión de la vida no hay lugar, digamos, para el patriotismo o las virtudes militares. El socialista que ve a sus hijos jugar con soldados suele molestarse, pero no es capaz de pensar en un sustituto para los soldaditos de hojalata; difícil pensar en pacifistas de hojalata.
Hitler, puesto que en su mente incapaz de alegría lo siente con excepcional fuerza, sabe que los seres humanos no solamente desean confort, seguridad, pocas horas de trabajo, higiene, planificación familiar y, en general, sentido común; también desean, al menos de manera intermitente, lucha y autosacrificio, sin mencionar redobles, banderas y demostraciones públicas de lealtad. Sin contarlas como teorías económicas, el fascismo y el nazismo son mucho más escandalosos psicológicamente que cualquier concepción hedonista de la vida. Lo mismo probablemente aplica a la versión militarizada del socialismo de Stalin.
Los tres grandes dictadores han alcanzado el poder imponiendo cargas intolerables a sus pueblos. A pesar de que el socialismo, y el capitalismo incluso a regañadientes, hayan dicho a sus pueblos “te ofrezco pasártela bien”, Hitler les dijo “te ofrezco lucha, peligro y muerte”, y como resultado toda una nación se postró a sus pies. Tal vez más adelante se harten de ello y cambien de opinión, como al final de la última guerra. Luego de unos años de carnicería y hambruna “La mayor felicidad del mayor número” es un buen eslogan, pero en este momento “Mejor un final horrible que un horror sin fin” es el ganador. Ahora que luchamos contra el hombre que lo acuñó, no deberíamos subestimar su atractivo emocional.



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